domingo, diciembre 31, 2006

A tod@s los que amablemente visitaron este rinconcito de fantasias y deseos durante estos ultimos meses quiero darles las gracias de todo corazon.

La vida lo lleva a uno por caminos que a veces no dan espera o no nos dejan tiempo para muchas cosas que quisieramos continuar, es por ello que no he vuelto a este rincon con estas historias que nos hicieron reflexionar, sentir y desear tantas cosas.

Quiero desearles un maravilloso 2007.

miércoles, septiembre 27, 2006

COMIDA RAPIDA


Ennis llevaba un buen rato mirando por la enorme ventana de vidrio al lado de la silla en la que estaba esperando a Jack. Afuera el viento otoñal se llevaba las goticas de lluvia que caían del cielo. A Ennis el efecto del agua y el viento sobre la ventana le pareció como el de la lluvia sobre el parabrisas de un automóvil en pleno movimiento, sin embargo, a lo lejos en el horizonte el cielo se veía despejado y el sol brillaba sobre unas colinas cuya hierba aun se veía verdosa.

En ese restaurante solo servían hamburguesas, soda y papas fritas. Un menú que a Ennis le parecía bastante limitado comparado con los restaurantes para camioneros que acostumbraba visitar, no había ni siquiera pie de manzana. Jack insistió en que pararan a comer algo antes de llegar a Riverton y no quiso esperar unos quince minutos de camino que faltaban para llegar a un restaurante que Ennis conocía bastante bien.

Aquí no había meseras que le llevaran a la comida a la mesa, había que hacer una fila frente a la cajera y ordenar el pedido, luego tenía que esperar a que le entregaran la comida en una bandeja. Afortunadamente no había mucha gente en la fila. Transcurrieron unos cinco minutos desde que Ennis se había sentado cuando Jack comenzó a caminar hacia la mesa donde Ennis estaba, llevaba la bandeja con dos hamburguesas, dos sodas y dos bolsitas con papas fritas. Rápidamente se sentó frente a Ennis y agarró la hamburguesa, de un mordisco se llevo casi medio pan. Ennis lo miró por un instante mientras cogía unas papas fritas y se las llevaba a la boca, luego sonriendo le dijo

- Te estabas muriendo de hambre, no?

Con la boca llena Jack contestó

-Si,bueno, pero hubiera preferido algo mas sustancioso, mas grande, no se, cuando tengo tanta hambre….

- Te dije que esperaras unos quince minutos pero nooo, teníamos que entrar aquí…yo ya conocía este lugar, una vez traje a las niñas a comer aquí, cuando salí jure que nunca volvería pero aquí estoy de nuevo…

- Bueno, al menos hay con que llenar la barriga, claro que esta carne….

Ennis estaba mordiendo la hamburguesa, no dijo nada hasta haberse tragado el trozo que mordió y haber tomado algo de soda

- Nada como un buen pedazo de carne de alce, te acuerdas allá en Brokeback?

- Que si me acuerdo? Me acuerdo hasta del último pedazo que me comí, y después de eso, cuantos hemos cazado? Bueno, no han sido solo alces, también conejos, ciervos y una vez probamos carne de oso, recuerdas?

- Si…, claro que no me quedaron ganas de repetir, que carne tan asquerosa

- Definitivamente no hay nada como la carne silvestre, que te parece esta carne de hamburguesa, eh?

- No sabe a nada, si no le echas ketchup y mostaza no hay sabor, se supone que es carne de res, no?

- Si, bueno, en Childress nosotros compramos carne molida directamente del carnicero, no nos gusta comprar esas bandejitas plásticas con carne molida que venden en el supermercado

- Afortunadamente a mi me dan el almuerzo y a veces la comida en los ranchos y la mayoría de las veces es carne de res recién sacrificada. Cuando estoy en casa me toca comer carne molida pero no es lo mismo. No hay nada como lo natural, y si es cazado por uno mejor…

- Estoy de acuerdo

- No se Jack, cada dia es mas difícil vivir como estábamos acostumbrados, no?

- Si, somos de una raza que se esta acabando, cada dia hay menos gente como nosotros, no?

- A que te refieres cuando dices “como nosotros”?

- Pues hombre, a los montañeros como nosotros

- Jack, tu ya no eres montañero, te has vuelto un hombre de ciudad,

- No creas, en el fondo sigo siendo el mismo muchacho de Lightning Flat que quiere irse a vivir a un rancho con su compañero

Al oir estas palabras Ennis se quedo inmóvil, bajo lentamente la mano que sostenía la soda y se quedo mirando fijamente a Jack quién sonreía suavemente. Por un instante Ennis sintió que se estaba perdiendo en esos ojos azules y no podía moverse.

Una sensación en la pierna derecha lo hizo reaccionar,

- Jack, que estás haciendo?

- Mmm, no se…un abrazo con las piernas?

Esa sonrisa maliciosa de Jack apareció en su rostro mientras que Ennis rápidamente miraba a todos lados para saber si alguien se había dado cuenta.

- Nadie nos esta mirando las piernas, no te preocupes….

- Bueno, ya, suéltame la pierna ok?

- Tranquilo… es que te quería dar un último abrazo antes de despedirnos.

- Muy gracioso….

- Por que será que siempre soy yo el gracioso?

- No te lo creas.

La llovizna había cesado cuando ambos salieron hacia la camioneta de Jack, en unos quince minutos estarían en Riverton y a Jack le esperaban 14 horas de camino. Tenia el estómago lo suficientemente lleno para seis horas de camino y el corazón hinchado de amor para unos dos meses.

lunes, septiembre 18, 2006

El tiempo vuela y ya hace mas de un mes que no escribo ninguna de estas historias que tanto me apasionan.

Para los que aun recuerdan este rinconcito en el que Ennis y Jack siguen viviendo sus vidas...perdonen. La vida me tiene envuelto en muchas situaciones que no dan respiro.

Ojala pronto pueda estar de nuevo por aqui con mis relatos........

jueves, agosto 03, 2006

La camioneta de Jack estaba llena de barro por todas partes, cubría las llantas, las puertas, había barro hasta en los vidrios y las ventanas. El calor y el viento habían logrado secar todo y ahora el color de la camioneta era un café claro.

Jack se detuvo en la esquina justo detrás del edificio que estaba al lado del parqueadero de la lavandería. Ennis se quedó un momento mirando hacia el frente, era ya medio dia y Jack tenía que manejar hasta Denver lo antes posible. Ennis no se movió y Jack lo observaba sin decir nada. Finalmente Ennis lo miró y una leve sonrisa se dibujó en sus labios

- Entonces…, te envío la postal en unos tres meses?

- Está bien, aunque si puedes me gustaría que fuera antes

- Mmm, no Jack, ahora tengo que encontrar un trabajo en otro rancho, y por menos de tres meses no me contratará nadie. Tu lo sabes…

- Si, entiendo. Mira…yo estoy en la oficina todos los dias de la semana en las mañanas, y los sábados estoy solo ahí hasta el medio dia, si puedes me llamas algún día? Que te parece?

- No se, que tal si Lureen contesta el teléfono? Que le digo?

- Pues nada, que quieres hablar con Sr. Jack Twist para preguntar por un tractor, no se, invéntate algo…ademas alla trabaja mas gente, no te preocupes

- Ok, seguro…algún dia te llamo

Ennis abrió la puerta de la camioneta y luego sacó sus cosas, las dejó caer pesadamente al piso y puso sus manos sobre el techo de la camioneta. Se quedó mirando a Jack sin decir nada, solo lo miraba sin mover un músculo pero sus ojos cafés parecían hundirse en su rostro, Jack extendió su brazo para estrechar la mano de Ennis pero éste no se movió, luego dio un paso rápidamente hacia atrás y cerró la puerta. Jack dejó caer su brazo sobre el asiento y luego miró hacia el frente y arrancó.

Ennis se agachó a recoger sus cosas envuelto en el polvo que dejó la camioneta de Jack al arrancar. Se echó todo al hombro y caminó hasta las escaleras del apartamento, tiró todo debajo de la escalera y comenzó a caminar hacia el pequeño restaurante que estaba al frente de la lavandería.

Al entrar el aire acondicionado le hizo sentir un suave escalofrío en la espalda. En esta época del año las tiendas, los restaurantes, las oficinas parecían refrigeradores mientras que afuera el calor hacia sudar con tan solo caminar un par de cuadras.

El restaurante estaba medio lleno, algunas personas que trabajaban cerca acostumbraban almorzar en ese lugar pero fuera de ellos no había nadie mas. Ennis se sentó en el sillón de cubierta roja brillante al lado de la ventana. La camarera se acercó y le preguntó que deseaba almorzar

-Hmm, déme un pie de manzana y un café, nada mas

En sus bolsillos no había suficiente para ordenar algo mas grande y ese vacío que sentía en el estómago era imposible de calmar con un pie de manzana y un café. Pero esa sensación no era solo en el estómago, era en el pecho, en la cabeza, en el alma.

Y era siempre la misma historia cada vez que regresaba a Riverton de pasar unos dias con Jack. Ese vacío lo devoraba. Eran días en los que Ennis no sentía nada, eran días en los que caminaba, trabajaba, hablaba, dormía pero parecía que no estuviera vivo. A menudo se sentaba por horas en la sala a mirar televisión con una botella de cerveza en la mano mientras sus hijas le preguntaban por los pescados que había atrapado en su viaje y el trataba de sonreír mientras les contaba alguna historia de pesca. Alma lo miraba desde la cocina sin decir nada.

En esta ocasión Ennis decidió que una llamada a Childress, Texas, seria una sorpresa para Jack.
Tres días mas tarde, mientras el capataz que lo había contratado terminaba de hacer unas compras en la tienda, Ennis cerró la puerta de la cabina telefónica y marcó el numero que aparecía en la tarjeta de negocios de Jack. Ennis estaba algo nervioso y no sabia que haria si Lureen contestaba la llamada.

- Newsome Machinery, buenos dias

- Hmm, Jack?

- Si…Ennis?

- Hola…

- Oye…que sorpresa tan agradable, por fin te oigo…

- Si, que te parece?

- Pues te oyes como si estuvieras en este mismo pueblo…gracias por llamar

- Y que tal el negocio?

- Bueno, hoy nadie ha entrado…

- Y como has estado?

- Tu sabes Ennis como estoy cada vez que regreso a este pueblo, ojala estuvieras aquí…

- Si, bueno, yo tampoco he estado bien…

- Ennis, yo…, es difícil estar aquí…tan lejos

- Si….

- Todo está en tus manos…

- Mira Jack, me tengo que ir, el capataz ya está terminando de cargar la camioneta, solo quería saludarte…para que no digas que no te he llamado nunca

- Ennis…

- Entonces te envío la postal cuando pueda, ok?

- Esta bien, ojala sea pronto. Y llámame de nuevo cuando puedas, ok?

- Si, bueno, cuídate

- Tu también.

El día de Jack se convirtió en una mezcla entre alegría y un vacío que no lo dejaba concentrarse, un vacío que lo carcomía desde adentro.

Cuando el sol estaba acercándose al horizonte la botella de whisky estaba casi vacía y Jack estaba recostado sobre su escritorio. Su secretaria entró y lo tocó suavemente en el hombro. Jack levantó la cabeza y le sonrió

- Sr. Twist, ya es hora de cerrar

- Si? Bueno, apaga las luces y cierra la puerta, yo me voy a quedar aquí un rato, ok?

- Si señor.

- Buenas noches.

domingo, julio 16, 2006


El cielo se oscureció mas rápido de lo que ellos esperaban. Las nubes que habían cubierto la mitad occidental del firmamento desde el medio día ocultaron el sol mas rápido que de costumbre y el viento frío comenzó a azotar la tienda. La tela se movía a pesar de que Ennis la había templado bastante y parecía que fuera a salir volando en cualquier momento. Desde que salieron de Riverton el cielo estaba cargado de nubes grises y el viento silbaba por entre los árboles a lo largo del camino. Esta situación hizo que ambos buscaran un pequeño claro en medio de los árboles para armar la tienda y no al lado de un río o lago de tal manera que el viento no fuera a desarmar la tienda, pero a pesar de ello esta vez el clima parecía que empeoraba a cada minuto en vez de mejorar.

La lluvia azotaba el terreno y el ruido del viento, la lluvia y los truenos eran una melodía ensordecedora. Ennis se había acostado tan pronto terminó de armar la tienda, mientras que Jack se terminaba de beber media botella de whisky y trataba de mantener la hoguera encendida aunque fuera por solo un rato mas. Un poco después, cuando ya era inútil luchar contra el viento y los goterones de lluvia que casi habían apagado la hoguera Jack entró a la tienda y rápidamente se metió debajo de las mantas.

- Está haciendo un frío del carajo, pero bueno aquí está bien…claro que si me quito la ropa me voy a congelar..pero tu me puedes descongelar… no?....Ennis?.......Ennis…ya estás dormido o que?

- No…

- Entonces, ven

Jack giró sobre el piso y puso su brazo derecho sobre el pecho de Ennis

- Ennis, estás bastante caliente, que tienes? Estás enfermo o que?

- Bueno, creo que tengo algo…

- Pero hombre por que no dijiste nada, mira que con este clima…

- Ah…no Jack, no te preocupes, no debe ser nada…

- Oye, pero es que estas bastante caliente

Con la poca luz que emitía la lámpara de kerosene que colgaba al lado de la entrada de la tienda miró fijamente a Ennis a los ojos

- Que tienes?

- No es nada…

- Si no fuera nada no tendrías fiebre y estas temblando, vamos Ennis, desde cuando estás así

- Hace unos días, pero me he tomado unas pastillas que me dieron en la farmacia de Riverton y he estado bien

- Pues en este momento no estas bien, y que mas sientes?

- Bueno, algo débil, me cansé armando la tienda así que me vine a dormir

- Por que no dijiste nada? Podríamos haber pospuesto este viaje, no quiero que te enfermes mas por mi culpa

- Hombre, no hay problema

Jack puso su mano derecha sobre la frente de Ennis, al comprobar que la fiebre realmente estaba alta se enderezó y comenzó a buscar en su mochila la cantimplora

- No lo puedo creer, solo tengo whisky, maldita sea. Ahora de donde saco agua

- Jack, cálmate

- Hombre, creo que no te das cuenta de lo que te esta pasando

- Es una fiebre y ya, mañana estaré bien

Jack sacó la cantimplora de la tienda y vació el contenido

- Jack, que estas haciendo con el whisky?…que vamos a tomar?

- Joder, este no es el momento de pensar en whisky, necesitas agua, tienes mucha fiebre

Jack colocó la cantimplora al lado de la entrada y esperó un rato a que la lluvia llenara un poco la cantimplora, luego la agitó un poco y vació nuevamente el contenido. Ahora estaba mas limpia para recibir el agua lluvia.

- Ennis, como te sientes?

La luz de la lámpara de kerosene era amarillenta así que Jack le aumentó la inyección de petróleo y la luz se tornó casi totalmente blanca, la iluminación era excelente así que Jack pudo ver como el rostro de Ennis estaba enrojecido, puso su mano sobre la mejilla de Ennis y el calor lo sorprendió.

- Ennis, estás ardiendo en fiebre, maldita sea…. que tienes? No debimos venir esta vez

Jack desató el pañuelo que tenía alrededor de su cuello y lo sacó a la lluvia para empaparlo con el agua helada que caía a chorros. Lo escurrió y lo dobló, luego lo colocó sobre la frente de Ennis. Éste miraba a Jack mientras sonreía suavemente, levantó la mano y tocó a Jack en la mejilla

- Tengo frío Jack….

- No Ennis, aguántate un poco, hay que bajar un poco esa fiebre…

- Por favor baja el nivel de esa luz, es muy fuerte…

- Claro, espera

Un momento después Ennis comenzó a tiritar, era un temblor que recorría todo su cuerpo

- Jack, tengo frío, estoy temblando

- Si, eso veo…

Jack se quitó la chamarra y la colocó alrededor de la cabeza de Ennis tratando de cubrirlo lo mejor posible al mismo tiempo que le quitaba el pañuelo de la cabeza el cual todavía estaba húmedo pero ya tibio por la temperatura de Ennis.

Jack sacó la mano fuera de la tienda y cogió la cantimplora que estaba sorprendentemente casi llena de agua, levantó cuidadosamente la cabeza de Ennis mientras éste tomaba sorbos pequeños de agua. El temblor seguía por todo el cuerpo.

- Ennis, que vamos a hacer? No te puedo sacar de aquí en medio de este aguacero, además tendríamos que viajar por lo menos tres horas al pueblo mas cercano…porque no creo que haya un maldito doctor por aquí cerca…

Ennis tenia los ojos cerrados y movía los labios como diciendo algo pero era inaudible por el ruido de la lluvia y el viento. Jack se acercó para tratar de oír lo que Ennis decía

- Ennis, que quieres?

- Jack…., nos tenemos que ir

- No Ennis, no nos podemos mover de aquí, con esa fiebre…es imposible

- Jack, Aguirre dijo que teníamos que regresar, se acabó…, nos tenemos que ir

- De que hablas, Ennis…Ennis, estás delirando

- Jack…, no me quiero ir….

- Ennis cálmate, no digas nada…tranquilo

Jack tenía las piernas entumecidas de estar arrodillado al lado de Ennis, miró el reloj y eran casi la dos de la madrugada. Se sentó cruzando las piernas y sostuvo su cabeza con ambas manos mientras miraba a Ennis ahí acostado temblando y diciendo frases incoherentes.

- Ennis, por Dios, no te me vayas a morir…no puedo creer que esto esté pasando, no debimos haber venido… por que no dijiste nada…

Ennis había dejado de temblar pero su respiración aún era fuerte, Jack puso su mano en la frente de Ennis, la fiebre aún era alta pero no tanto. Ennis parecía dormir. El sueño hizo que Jack se recostara mirando a Ennis pero finalmente se quedó dormido. De pronto se despertó y miró su reloj, eran las cinco de la mañana, la frente de Ennis estaba fresca pero cubierta de sudor. Jack se enderezó y se sentó a mirar a Ennis mientras dormía. Con su mano tocó la mejilla de Ennis y éste abrió lo ojos

- Jack…

- Dime…

- Creo que…me siento mejor

- Si, ya no tienes fiebre

- Me siento débil…

- Afortunadamente…..anoche me diste un buen susto

- Gracias….

- Ah, no te preocupes,….sabes, estuviste delirando, dijiste una cantidad de barbaridades

- Como que?

- Bueno, en un momento creíste que todavía estábamos allá arriba en Brokeback Mountain, luego estabas llamando a Alma Jr., después….

- Que mas dije?

- Bueno, dijiste que tu me…, dijiste algo que jamás me habías dicho.

Ennis abrió aun más los ojos y miró fijamente a Jack. La luz de la lámpara era suficiente para que Jack notara una suave sonrisa en el rostro de Ennis.

domingo, julio 09, 2006


Jack estaba parado frente al espejo de la habitación. Era un espejo bastante grande con una lámpara de neon encima de tal manera que la iluminación era excelente. Había un lavamanos y una mesa empotrada en la pared debajo del espejo. Al lado estaba la puerta del baño. Era la típica habitación de motel. Todas iguales, dos camas dobles, frente a ellas una mesa con televisor y una silla junto a la puerta de entrada. La ventana, como es usual en esos moteles, era bastante grande y la cortina no cerraba bien de manera que por la noche, cuando estaba con Ennis en la misma cama, tenían que apagar todas las luces.

Tenia el pelo mojado y las gotas aun le caían sobre el cuello de su camisa azul. Se quedó por un momento mirándose al espejo, sus ojos azules parecían complementar el azul suave de la camisa. Definitivamente era su color preferido.

En ese momento se abrió la puerta de la habitación. Ennis había salido a llevar los maletines a sus respectivas camionetas mientras Jack terminaba de ducharse. Como el espejo estaba exactamente al frente de la entrada, Jack vio como Ennis entraba, giraba para cerrar la puerta y dejaba caer el sombrero sobre la silla al lado de la puerta. Caminó hasta la primera de las dos camas y se sentó en la esquina mirando hacia el espejo, Jack siguió sus movimientos y finalmente sonrió cuando sus miradas se encontraron reflejadas en el espejo. Pero Ennis no sonrió, simplemente miraba a Jack fijamente. Estaba sentado en la esquina de la cama, tenia sus jeans roídos, la chaqueta de piel de cabrito color café claro y la camisa de cuadros. Después de un instante bajó la mirada.

Jack caminó hacia él y se acomodó de pie entre las piernas de Ennis quien lo abrazó mientras Jack acariciaba la espalda y cabeza de Ennis. Estuvieron asi varios minutos, sin decir nada, sin moverse, finalmente Ennis dijo

- Se acabó

- Que se acabó? Por que dices eso?

- Bueno, es que es verdad, se acabó

- Por que estas asi? No entiendo. Nunca antes habías dicho eso, que quieres decir con que se acabó?

- Jack, ahora tu regresas a Childress y en una semana te vas con Lureen para Houston, yo se que ustedes se van a mudar a Houston y luego de eso, no se…

Jack se separó del abrazo de Ennis y buscó la botella de whisky que estaba sobre el televisor, se sirvió un trago en un vaso de plástico y miró a Ennis,

- Mira, te estas llenando de ideas que no son ciertas. No me entendiste lo que te dije hace cinco dias. El viejo Newsome quiere comprarse una casa en Houston porque mi suegra esta harta de la vida de pueblo de Childress y quiere pasar largas temporadas en la ciudad y como Lureen y yo realmente manejamos el negocio mejor que cuando el viejo estaba a cargo, entonces simplemente el se puede largar a vivir a Houston mientras nosotros nos quedamos en Childress. Simplemente los vamos a acompañar a buscar casas en Houston. Eso es todo.

- Yo…no se Jack, yo entendí que todos que se iban a vivir a Houston

- Pero como se te ocurre, y el negocio que?

- No se

- Ennis, que te pasa? Nunca te había visto así, nunca te había importado mucho el hecho de que yo viva en el otro lado del país, nunca has mostrado interés en ir a visitarme a Texas y ahora estas preocupado porque podría irme a vivir a otra ciudad, dentro de Texas, o sea, no estamos hablando ni siquiera de otro estado. Que te pasa?

- No se Jack, no se. Estos días…no se, sentí que…es raro, tienes razón. Nunca me importó realmente que estuvieras tan lejos de aquí….de mi. En todos estos años existía una especie de confianza en la vida de mi parte, era como si yo estuviera tan seguro de que unas cuatro o cinco veces cada año nos encontraríamos para estar juntos unos días, que siempre ibas a llegar en tu camioneta y nos íbamos a ir a las montañas o a un motel como éste, pero desde mi divorcio de Alma, no se, entendí que todo se puede terminar, que de un dia para otro la vida cambia. Es como cuando el desgraciado de Aguirre nos hizo bajar de Brokeback cuando aun nos faltaba más de un mes de trabajo… y después fueron cuatro años sin ti. A veces cuando estoy en mi rancho acostado en la cama…se me vienen a la cabeza estas ideas de como seria mi vida si tu no estuvieras ahí…

Jack llenó el vaso de nuevo con whisky y miró su reflejo en el gran espejo al fondo de la habitación. Por un instante miró con detenimiento su rostro, el bigote que ya tenia varios pelos blancos, esa barriga que había comenzado a crecer. Si, el tiempo estaba pasando para él también y su vida estaba dividida en dos mundos, por un lado su vida externa, una esposa y su hijo, su vida como vendedor de maquinaria y su casa en Childress, esa vida. Pero por otro lado estaba Ennis, este hombre por el que estaba dispuesto a dejarlo todo, este hombre que no le daba mas que cuatro oportunidades al año de sentir que la vida tenia algo por lo que valía la pena sacrificarse, algo que lo hacia sentirse completo, expandido, esa compañía que le hacia estar mas feliz que en cualquier otro momento de su existencia.

- Ennis, no pienses esas cosas, mira, yo también pienso cosas similares…y no quiero que te enojes conmigo…pero sabes muy bien que yo siempre he querido que vivamos juntos…y tu no has aceptado.

- Lo que pasa es que yo no puedo porque…

- No digas nada, ok?

- Lo que quiero decir….bueno, es…. Que aunque solo nos encontremos unas pocas veces al año deberíamos aprovechar cada segundo que estemos juntos, cada instante, cada abrazo…

- Cada beso, cada caricia…

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jack mientras miraba dulcemente a Ennis.

- Que? Estamos hablando algo serio y te pones a pensar en eso…

- Algún problema?

Ennis tomó de la mano a Jack y lo jaló hacia él mientras se ponía de pie rápidamente.

- No, no tengo ningún problema en hacerlo otra vez…aquí y ahora…al momento de salir… y eso es parte de lo que estoy hablando… hay que aprovechar cada minuto que tenemos juntos… no sabemos que pueda pasar mañana.

- Estoy totalmente de acuerdo…entonces que? Me quito la ropa?

- Eres un pervertido…

- Y a ti te encanta…

Ennis sonrió mientras ponía sus brazos alrededor de Jack y su boca buscaba los labios de su compañero.

- Entonces si?

- Jack, prométeme que siempre vendrás, que siempre volverás…

Ennis, te lo juro…

jueves, julio 06, 2006

Una de las grandes lecciones de Brokeback Mountain es que hay que aprovechar cada instante de la vida y tratar, por lo menos, de no dejar pasar las oportunidades, no solo de una relación, sino de muchas cosas que pueden ser importantes en nuestras vidas.

Cuando vi Brokeback Mountain, desde la primera vez, la avalancha de recuerdos fue muy grande. Muchas veces he desperdiciado oportunidades por miedo, por dudas, por conveniencias. Pero gracias a esta película estoy viviendo, suena casi tonto, pero es asi. Estoy viviendo cada momento que puedo, estoy disfrutando cada oportunidad que se me presenta. Esto no quiere decir que todo sea color de rosa, he tenido momentos muy difíciles en estos meses, pero ahi voy.

Esta breve nota es solo para decir que me hace mucha falta escribir las historias cortas de Brokeback Mountain, pero es que he tenido tantas cosas que hacer en las últimas semanas que no quería simplemente garabatear un par de líneas para poner algo aquí. Este es mi rincón de Brokeback Mountain y aunque lo he tenido abandonado últimamente no quiere decir que no venga aquí aunque sea a contemplar lo que ya he escrito y lo que otros han escrito.

Y voy a seguir escribiendo.

lunes, junio 19, 2006



EL CAMINO

Childress, Texas

Jack no había dormido bien durante la noche, tal vez un par de horas al principio y luego se había despertado varias veces. A eso de las tres de la mañana se enderezó y fue a sentarse en un sillón al lado de la cuna de su hijo y con el reflejo de la luz de la calle lo observó durante un buen rato. Estaba feliz, un pensamiento extraño cruzó su cabeza….”los dos hombres mas importantes de mi vida….”

Seguía mirando a su hijo y en la penumbra su mente parecía ir y venir entre el sueño y estar despierto, entre Brokeback Mountain y su casa en Childress, Texas. Las imágenes se confundían, había bosques, había ovejas, había tractores, veía a Ennis sonriendo mientras estaba sentado al lado del rio, veía a su hijo gateando en la cocina, él estaba en la oficina hablando con unos clientes, Ennis lo estaba besando,…Ennis. Se despertó y el dolor de espalda lo hizo levantarse del sillón, miró el reloj en la pared y alcanzó a distinguir la posición de las manillas, había pasado una hora.

Jack regresó a la cama y trató de no molestar a Lureen quién se acomodó hacia el otro lado apenas él se recostó de nuevo. Puso su brazo sobre su frente y cerró los ojos. A su mente regresaron las imágenes de Brokeback Mountain, las ovejas, los caballos, ese cielo azul que en minutos se llenaba de nubes grises y vientos huracanados. No podía dormir, era inútil, la ansiedad era demasiada.

Cuando el reloj de pared marcó las cuatro y media de la mañana y ya no resistía mas, se enderezó y puso los pies en el suelo, estuvo un momento allí sentado, volteó la cabeza y miró a Lureen quien estaba profundamente dormida, mas allá estaba su hijo en la cuna. Se levantó y caminó hacia el baño, cerró la puerta y se desvistió rápidamente. Abrió el grifo de la ducha y esperó hasta que el agua caliente comenzó a salir, estaba tan caliente que casi le quemaba la cara pero el quería sentir ese calor por todo su cuerpo. “Ennis….”

Salió de la ducha y se secó mientras miraba su reflejo difuso en el espejo, lo limpió con la toalla y se quedo absorto mirando su rostro en el espejo… “Ojalá estés allí…hijo de perra, ojalá estés allí.”

Rápidamente salió del baño a buscar su ropa que estaba sobre una silla al lado de la ventana, se vistió tratando de no hacer mucho ruido mientras miraba por la ventana, el cielo aun estaba oscuro y las estrellas eran claramente visibles en el cielo.

Cuando estuvo listo se acercó a la cama y se sentó al lado de Lureen. La miro por un instante y luego puso su mano sobre el hombro de Lureen, ella se despertó y lo miro, sonrió y le dijo “ya te vas?”

-Si querida, ya estoy listo, entonces…creo que estaré de vuelta en cinco días, que te parece?

- Ok, cuídate mucho, llámame cuando estés allá

- Ok, cuida bien a Bobby

- Claro, además mamá viene mañana así que no habrá problema y yo podré estar en el almacén casi todo el día

- Bien, entonces me voy

La besó en la frente y tomó un bolso grande que estaba en el piso al lado de la puerta. Salió hacia el garaje y abrió la puerta de la camioneta, tiró el bolso y su sombrero sobre la silla y se sentó, cerró la puerta y simplemente puso sus manos sobre el volante y dejó caer su cabeza sobre sus manos, cerró los ojos y sonrió, “por fin…” pensó, se enderezó y abrió el bolso y de un bolsillo interior sacó la postal que había recibido la semana anterior, miró por un instante la imagen de ese paisaje montañoso y luego leyó esas palabras escritas en la parte de atrás que lo habían hecho sonreir toda la semana “claro que si”.

Highway 287

Ese río negro aun estaba húmedo por el rocío de la mañana, pronto el sol abrasador de Texas lo convertiría en una línea de asfalto hirviente. Jack encendió su camioneta, la sacó del garaje y aceleró. La sonrisa en su rostro era un sello que lo acompañaría en toda su jornada.

Tomo la avenida principal de Childress para enrutarse hacia el noroeste en dirección al highway 287 que lo llevaría hacia Amarillo, Texas. Aunque era la vía más importante que comunicaba a Childress con los demás pueblos de la región, a esa hora tan temprana de la mañana solo pasaba uno que otro camión y alcanzo a ver un par de autos solamente.

Jack tomó el termo con café que había guardado desde la noche anterior en su bolso y lo abrió mientras manejaba el timón con los codos, tomo un par de tragos de café y volvió a cerrar el termo. Encendió un cigarrillo y aspiró lentamente para sentir algo de calor en el pecho mientras bajaba un poco la ventanilla para que saliera el humo. El cielo estaba ya con un color púrpura oscuro hacia el este y no había ni una sola nube en el cielo.

La temperatura aun era lo suficientemente fría para tener la ventanilla del auto subida, sin embargo Jack necesitaba ese viento frío en la cara para estar bien despierto durante su larga jornada.

El cielo por fin comenzó a aclarar y el azul pálido reemplazo rápidamente el púrpura que iba retrocediendo hacia el oeste. Unos momentos mas tarde el sol comenzó a brillar desde el oeste e iluminó el rostro de Jack desde el lado derecho de la camioneta. Aunque era el final de la primavera ya los días eran tan calientes que algunos parches color café claro comenzaban a aparecer en los pastos a la vera del camino. Eran días impredecibles de final de temporada. Algunas veces el sol resecaba el terreno durante todo el día, otras veces de pronto comenzaban a aparecer nubes grises que se convertían en poderosos aguaceros

Y las nubes en el horizonte hacia el norte parecían confirmar esta posibilidad. Una hora después de abandonar Childress el cielo estaba lleno de nubes enormes y oscuras. El viento se hizo mas fuerte y de repente los goterones comenzaron a caer del cielo, rápidamente se convirtieron en un bombardeo de lluvia que disminuía la visibilidad a unos pocos metros. Los truenos y relámpagos caían a ambos lados de la vía y las ráfagas de viento hacían que la lluvia azotara la camioneta llegando a moverla hacia los lados. Era una pequeña tormenta que había surgido como de la nada. Todos los camiones y los autos que transitaban por ahí tenían encendidas sus luces mientras que era necesario reducir la velocidad. Jack se limito a encender sus luces pero no redujo la velocidad, siguió conduciendo a la misma velocidad sin disminuir su ritmo. No quería perder tiempo por culpa de la lluvia.

Tal como sucedía en esta época, luego de unos veinte minutos la lluvia cesó rápidamente y el cielo se tornó azul de manera repentina aunque aun quedaban algunas nubes pero estas eran blancas y de gran altura.

Unos cuarenta minutos más tarde estaba entrando a Amarillo. Jack se detuvo en una estación de gasolina, tanqueó la camioneta y compró algunas donas y un par de cafés que vació en su termo. Como no tenia claro la ruta más rápida para tomar el Highway 87 que lo llevaría a Denver, tuvo que conducir hasta el centro de la ciudad y de allí tomar rumbo norte donde finalmente logro conectarse al highway 87. Le esperaban unas siete horas de camino hasta Denver. Tal vez alcanzaría a comer algo sólido en Denver, tal vez una hamburguesa o un taco en el camino.

Highway 87

El paisaje al norte de Amarillo no era tan diferente del que había recorrido desde su salida de Childress. El azul del cielo contrastaba con el color amarilloso de los pastos a ambos lados de la vía. En algunas partes era aun verde pero la tendencia era a la resequedad. Una hora y media más tarde estaba pasando por Dalhart, un pequeño pueblo cerca de la frontera con Nuevo México. El sol mañanero estaba calentando la camioneta lo suficiente como para que Jack se quitara su chamarra y bajara ambas ventanillas. El viento soplaba y el azul absoluto del cielo hacia que el horizonte pareciera mas lejano que nunca. En algunos trayectos no había ni un solo árbol, solamente esa planicie que se extendía al frente y a ambos lados y al final se confundía con el cielo.

Una media hora mas tarde Jack estaba cruzando la frontera estatal y entraba a Nuevo México. Como si fuera una orden impartida por las autoridades, el paisaje comenzó a cambiar. Aunque la resequedad del terreno seguía siendo la principal característica, había un aumento en la rocosidad del terreno y comenzaba a aparecer un tono rojizo en las rocas, la arena y en algunas colinas desprovistas de vegetación. A lo lejos se comenzaban a divisar varios picos de las montañas Sangre de Cristo.

Cuando llego a Trinidad en Colorado Jack no pudo suprimir una sensación de alegría, la majestuosidad de las montañas lo hizo añorar de manera extraña a Brokeback Mountain. Sentía que se acercaba de nuevo a su felicidad. No era la misma montaña, ni siquiera era tan verde, éstas eran secas, con poca vegetación y más rocosas. Pero eran montañas, y después de cuatro años de vivir en un lugar plano, tanto en lo emocional como en lo material, esas montañas eran el recuerdo de los momentos más felices de su vida. Sin quererlo murmuró “Ennis…allá voy”.

A medida que avanzaba por la vía la inclinación del terreno iba aumentando, pronto estaba conduciendo por entre las montañas y la altura del terreno aumentaba, el camino ya tenía mas curvas en una milla que las que había tenido desde Childress hasta Dalhart. Así como aumentaba la altura del terreno, poco a poco se suavizaba el clima, la brisa era más fresca y de repente Jack sintió que el hambre comenzaba a acosarlo. Se había comido todas las donas que compro en Amarillo y le quedaba solo un poco de café en el termo. No quería desperdiciar tiempo comiendo en un restaurante de camioneros en el camino así que decidió que no comería nada hasta llegar a Denver.

Intersate 25

Pasando por el centro del pequeño pueblo Jack siguió hacia el norte y tomo la interestatal 25. De Trinidad hasta Pueblo serian aproximadamente una hora y treinta minutos. Jack se estiró en su asiento y movió su cabeza hacia ambos lados, estaba sintiendo la tensión en el cuello y un pequeño dolor estaba comenzando en su pantorrilla derecha. Llevaba casi siete horas conduciendo y no había descansado sino cuando entro a la estación de gasolina en Amarillo.

Al llegar a Pueblo buscó una estación de servicio. Antes de tanquear la camioneta buscó el baño. Cuando salió entró a la tienda de la estación y compró mas donas y un café. Mientras tanqueaba su camioneta se devoró las donas yel café. La camioneta estaba ya algo sucia de polvo y Jack aprovechó esta breve parada para limpiar el parabrisas.

A la salida de Pueblo tomó nuevamente la interestatal 25 hacia el norte. Como era común en esa época, la mayoría del tráfico pesado utilizaba la interestatal mientras que los autos mas pequeños acostumbraban utilizar vías alternas donde no se encontraran con los camiones de carga que por lo habitual eran bastante agresivos con los conductores de autos. Jack no podía perder tiempo conduciendo por vías en las que la velocidad era mucho menor, pero para él conducir rápido y esquivar camiones no era un problema. De hecho conducir se había convertido en una de las pocas actividades que combinaban algo de riesgo con el placer de hacer por hacer, sobre todo luego de haber abandonado el rodeo para siempre.

Unos cuarenta minutos mas tarde estaba pasando cerca de Colorado Springs, pero la interestatal 25 no pasaba por el centro de ese pueblo sino por el lado oeste, lo cual ahorraba mucho tiempo de camino. Una hora mas tarde la ciudad de Denver era visible desde la autopista. Jack pensó en la forma de ahorrar mas tiempo pero ya era demasiado tarde, la congestión de autos era enorme, era la hora en que todos estaban regresando a sus trabajos luego del almuerzo y a pesar de que la interestatal era de varios carriles no era suficiente, Jack le subió de volumen al radio mientras que el tráfico llegó a detenerse por un momento, comenzó a sentirse desesperado, si no lograba cruzar la ciudad rápido tal vez no alcanzaría a llegar a Riverton con suficiente tiempo para buscar la casa de Ennis. Encendió un cigarrillo pero lo tiró a la vía antes de fumarse la mitad.

El dolor en la pantorrilla derecha se estaba convirtiendo en una verdadera molestia, aun faltaban casi siete horas para llegar a Riverton y los dolores comenzaban a multiplicarse en el cuerpo de Jack, la cintura estaba algo adolorida y el cuello lo sentía rígido. Pero había una extraña energía dentro de su pecho, una sensación que a veces era fría y a veces tibia y recorría todo su cuerpo, una ansiedad que lo mantenía alerta. Un deseo que lo hacia respirar casi entrecortadamente.

Tenia que llegar ese mismo día a Riverton, tenia que ver a Ennis como fuera, una duda que lo había asaltado la semana anterior luego de recibir la postal de Ennis lo comenzó a invadir de nuevo “será que solo quiere charlar conmigo un rato? Tal vez me dirá que solo soy un buen amigo pero no mas… que habrá pasado en estos cuatro años? Donde estará viviendo?”.

El trafico comenzó a ser mas fluido y Jack trataba de esquivar autos mientras avanzaba atravesando Denver de sur a norte. Finalmente estaba saliendo de la ciudad cuando su estómago le recordó que tenia que calmar su hambre o no le permitiría otras siete horas de camino sin hacerlo sentir débil y cansado.

Se detuvo en un restaurante de camioneros, entró al local y sin sentarse le preguntó a la mesera si era posible que le prepara un sándwich para llevar y un café, ella le dijo que si, que solo tardaría unos minutos. Jack aprovechó para ir al baño y cuando salió la mesera estaba terminando de envolver el sándwich y de ponerle una tapa de plástico al vaso con el café. Jack pagó la cuenta y salió apresurado hacia el parqueadero. Abrió la puerta y se sentó en su camioneta, encendió el motor y arrancó, comenzó a desenvolver el sándwich con una mano mientras que con la otra conducía, se lo llevó a la boca y lo sostuvo con los dientes mientras trataba de abrir el vaso con el café pero este se le escapó de las manos y cayó al piso de la camioneta regando el café, “maldita sea…”, mordió el sándwich con rabia y pateó el vaso hacia atrás debajo de su asiento.

Del radio salía una canción country mas bien melancólica y Jack lo apagó, a medida que seguía acercándose a Riverton la ansiedad comenzaba a competir con la alegría que había sentido desde el principio de la jornada. El tiempo pasaba muy rápido, el sol comenzaba a girar hacia el oeste y Jack se fijaba cada vez menos en el paisaje.

Wyoming

La hora y media entre Denver y Cheyenne comenzó a parecer una eternidad. Poco antes de entrar a Wyoming Jack sintió que regresaba a su hogar, en este estado estaban no solo sus padres en Lightning Flat sino también Ennis, ese hombre al que regresaba luego de cuatro años de ausencia, ese hombre que había estado en su corazón, en su cuerpo, en sus pensamientos desde el primer día que lo vio afuera del trailer de Aguirre. Ese hombre que ahora estaba probablemente casado y que no le había dado señales de vida en cuatro años, ese hombre que él había buscado por todas partes durante un año mientras permaneció en Wyoming y luego desde hacia seis meses desde Texas. Ese hombre estaba a menos de cinco horas de camino.

Jack continuó el camino, atravesó Cheyenne lo más rápido que pudo y siguió por la interestatal 25. Las montañas al oeste eran sus compañeras permanentes mientras el río negro lo llevaba hacia el noroeste atravesando Wyoming desde la esquina sureste hacia Riverton. Atravesó Wheatland y Douglas sin mirar una sola construcción por más de 5 segundos. El sol estaba ya en su último cuadrante antes de hundirse detrás de las montañas y Jack sentía el apremio del tiempo y del deseo. “Verlo otra vez, después de tanto tiempo…”

Cuando llegó a Casper estaba tan absorto en sus recuerdos, pensando en lo que le diría a Ennis al verlo, imaginándose como iba a ser ese encuentro que continuó por la interestatal 25 y cuando llevaba mas de cuatro millas en dirección norte se dio cuenta de que tenía que haber tomado el highway 20-25 hacia el oeste. Como no había manera de hacer una vuelta en U para regresar siguió por la interestatal pero no lograba encontrar una intersección o un lugar donde pudiera hacer una U para regresar. Finalmente miró por el retrovisor y luego hacia adelante y al no ver ninguna patrulla de caminos se lanzó a cruzar de un lado a otro de la vía atravesándose por el separador. La camioneta brincó varias veces al cruzar por el terreno entre las dos vías. Después tomo dirección sur y aceleró para recuperar el tiempo que había perdido, una vez llegó a Casper tomó la salida oeste hacia el highway 20-25. Encendió un cigarrillo que se fumo en un par de minutos. Esta era una vía de solo un carril a cada lado, y el sol ya le daba de frente en el rostro. Fueron dos horas y media en las que Jack ya no era un hombre conduciendo una camioneta, era un deseo disparado por un camino hacia Riverton.

Cuando entró a Riverton el sol ya estaba casi ocultándose, afortunadamente el día aquí duraba un poco mas que en Texas y esos minutos extras de luz eran fundamentales para poder encontrar fácilmente la casa de Ennis. Jack había estado en ese pueblo un par de veces antes pero no tenia idea de cómo encontrar direcciones ahí. Como la postal que le había enviado a Ennis estaba dirigida a la oficina de correos para que él la reclamara pensó en ir allá pero ya estaba tarde y seguramente estaba cerrada. Entonces supuso que en un supermercado grande tal vez conocerían a la familia Del Mar.

Dio un par de vueltas por el centro del pueblo hasta que vio un supermercado grande. Se estacionó junto a la puerta pero ni siquiera apagó el motor, entró y vio un hombre que estaba junto a la caja registradora con un delantal que tenia el logo del supermercado, Jack lo saludó

-Buenas tardes, mi nombre es Jack

- Buenas, yo soy Monroe

- Mire, es que ando buscando a la familia Del Mar, tal vez usted los conoce? Yo soy un amigo de Ennis, vengo desde Texas

- Del Mar, claro, los conozco, ellos viven cerca de aquí, en un apartamento detrás de una lavandería, llegar allí es simple, váyase por esta avenida y cuando vea un almacén llamado Elk en la esquina izquierda, voltee a la derecha y ahí mismo ve el parqueadero

- Ok, muchas gracias

- No hay de que

Jack dio un par de brincos y se sentó en su auto, arrancó y en menos de cinco minutos estuvo en el parqueadero trasero de la lavandería.

No se había terminado de bajar de su camioneta cuando vio a Ennis parado allá arriba junto a la puerta del apartamento. Esa sonrisa dulce y expresiva lo hipnotizó por un instante y cuando lo oyó decir aquellas palabras supo que todo iba volver a ser igual que antes.

“Jack fucking Twist….”

viernes, junio 02, 2006


EL ROBLE

Érase una vez una gran pradera con hierbas, arbustos, rocas, colinas, caminos y muchos muchos árboles. Había todo tipo de árboles a lo largo y ancho de esa gran pradera, algunos eran altos, otros bajos, los había gruesos, algunos otros daban frutos, uno que otro florecía, y algunos simplemente permanecían años enteros entre medio secos y medio vivos.

Había un roble que aun estaba verde, sus ramas apenas comenzaban a buscar el cielo y sus raíces todavía estaban buscando la profundidad necesaria para sostenerse ante los vientos huracanados que a menudo soplaban por allí. El roble era el único en lo alto de una colina desde la que se divisaba la gran planicie. Por allí no había ningún otro árbol como ese y el roble se sentía bastante solo.

Un día pasó por allí un hombre joven que llevaba un buen rato buscando una sombra para descansar, venia de lejos y hacia rato que no encontraba un buen árbol bajo el cual pudiera recostarse a descansar aunque lo había intentado pero no encontraba ninguno que le brindara unas raíces fuertes sobre las cuales recostarse, un tronco en el cual descansar su cabeza y unas ramas que lo protegieran de la inclemencia del viento y el sol.

Pero cuando vio al magnífico roble en lo alto de la colina supo, sin entender bien por que, que había encontrado el árbol que necesitaba. Era aun un roble joven pero ya tenía el suficiente tamaño para poder brindar acogida bajo sus ramas a un caminante cansado.

El joven se acercó al roble y lo observó durante un rato, luego le dio una vuelta mientras admiraba sus colores, la textura de sus hojas y ramas, la sombra que se proyectaba sobre el piso. Un rato después buscó la mejor parte donde podría recostarse y rápidamente se quedo dormido.
A partir de ese momento el joven siempre se detenía junto al roble cada vez que pasaba por allí. A veces lo hacia a diario, otras veces cada semana, pero siempre se quedaba a descansar bajo las ramas del roble. Y parecía como si el árbol sintiera la presencia del joven pues sus ramas se mecían acompasadamente mientras el joven descansaba pero cuando éste no estaba simplemente se movían desordenadamente.

El joven comenzó a cuidar al roble, a veces dedicaba un rato a quitar bichos y otras plagas que estaban sobre el tronco, otras veces limpiaba alrededor de las raíces, ponía rocas en un círculo grande alrededor del árbol para que algunos animales no se acercasen mucho, incluso a veces traía agua en una cantimplora y regaba las raíces del roble. Lentamente se había convertido en el jardinero fiel del árbol.

Y así paso el tiempo y el roble aumentaba de tamaño y hermosura gracias en gran parte a los cuidados de su jardinero fiel. Sus ramas parecían crecer y ser más frondosas del lado en el cual el joven siempre se recostaba a descansar.

A veces las tormentas desgajaban una que otra rama, otras veces era el inclemente verano que comenzaba a secar tanto el suelo que las hojas se veían amarillentas pero el jardinero fiel buscaba la manera de cuidar su roble, de restituir su fortaleza y su belleza.

Pero un día el joven no volvió, pasaron semanas y meses y no había rastro de él, y el roble seguía erguido esperando a su jardinero fiel, pero éste nunca regresó. Y así el árbol fue perdiendo su vigor, su belleza, sus hojas caían sin ser reemplazadas y sus ramas parecían sostener un peso tan grande que se inclinaron hacia el suelo. Y como todo gran árbol, finalmente murió de pie.

miércoles, mayo 31, 2006


La habitación olía a todo, a tabaco pasado, a humedad, a alcohol, a suciedad. Era un olor mustio producto de años de uso, de empleadas mal pagadas que hacían su trabajo a medias, de miles de clientes que pasaban la noche en esa habitación sin importarles mucho la limpieza del lugar, de amantes furtivos que se encontraban de vez en cuando.

Jack estiró las piernas sobre la cama y trató de concentrarse en el televisor. La luz amarillenta de las lámparas a ambos lados del televisor y la pequeña luz que estaba empotrada en la pared al lado de la cama le daban un tinte anaranjado a toda la habitación. Era un cuarto de tamaño promedio con una cama doble, un baño con ducha, en fin, era una habitación mas en un mundo de miles de habitaciones de motel a lo largo de todas las carreteras del país.

La tele se había convertido en un ruido, un murmullo que parecía ir y venir, las imágenes eran borrosas y Jack estaba tan borracho que ya no sabía si estaba despierto o estaba soñando. Había dos botellas de whisky barato sobre la mesita al lado de la cama y la tercera estaba sobre el pecho de Jack, también vacía.

Levantó el auricular y marcó el número de Ennis en Riverton. Cuando Alma contestó el teléfono Jack lo tiró al piso y luego lanzó violentamente la botella contra la pared estallándola encima del televisor

- Donde estás desgraciado…..

Hacia ya un mes que Jack había acordado con Ennis pasar unos cinco días en una pequeña cabaña en las montañas. Era una cabaña rústica totalmente construida en madera que pertenecía a un compañero de trabajo de Ennis. El convenio era que Ennis haría algunas reparaciones menores a cambio de poder quedarse allí unos días. Sin embargo, una semana antes del encuentro el compañero de trabajo de Ennis le informó que la cabaña había sido vendida y por lo tanto no era posible prestársela. Ante esta situación Ennis envió un telegrama a Jack informándole de la situación.

“Cabaña fue vendida. No hay encuentro. Llámame.”

Jack había planeado con anticipación el viaje y no tendría otra oportunidad de encontrarse con Ennis hasta después del verano asi que tan pronto recibió el telegrama llamó a Ennis a su casa con la esperanza de que fuera él quien contestara el teléfono.

- Umm, hola?

- Ennis, eres tú?

- Hola…..

- Que es esto de que no hay encuentro?

- Bueno Jack, es que vendieron la cabaña, que quieres que haga

- Ennis, hace casi cuatro meses que no nos vemos, no se…es que….

- Lo se Jack

- Mira, tengo una idea, nos encontramos en el cruce de caminos a dos horas de Riverton, que te parece? Hay un motelito en el que podemos quedarnos unos tres o cuatro dias, que opinas?

- No se Jack, …. Hay mucha gente por ahí, que pensaran de dos tipos que pasan tres dias en un motel?... mira que ni siquiera es un pueblo

- Precisamente, a nadie le importa, todo el tiempo pasa gente distinta por ahí

- De todos modos aún esta cerca de Riverton, alguien que me conozca podría reconocerme… sabes que nos hemos arriesgado mucho últimamente

- Ennis por favor…. Si?

- Ok, está bien. Estare ahí el dia que acordamos encontrarnos en la cabaña, estaré ahí en la mañana, ok?

- Ok, allá nos vemos.

Jack había llegado en la tarde del dia anterior al encuentro. Era un Motel que quedaba a dos horas de Riverton en un cruce de caminos donde había una estación de gasolina, dos tiendas grandes de víveres y varios restaurantes para camioneros. Era un pequeño enclave donde se cruzaban caminos, camiones y vidas.

Jack se acercó a la recepción del Motel la cual era una ventana justo en la entrada del mismo. El tipo que estaba sentado junto a la ventana lo miró con desgano, Jack le pidió un cuarto en el segundo piso y que estuviera retirado de la entrada. El tipo le hizo firmar una tarjeta de entrada y le preguntó cuantos días se pensaba quedar.

- Cuatro noches, cinco días

Esa noche Jack fue a la tienda de víveres y compró pan, jamón, queso, algunos refrescos, frutas y tres botellas de whisky. Ennis llegaría al día siguiente y Jack quería tener todo listo para poder pasar tres días encerrados en la habitación. La mezcla de alegría y ansiedad lo mantenía más alerta que de costumbre.

Pasó la noche viendo televisión y tomando un poco de whisky hasta quedarse dormido. Al otro día se despertó a eso de las diez de la mañana y saltó de la cama, Ennis estaba a punto de llegar, se dio una ducha para estar listo, comió algo de fruta y preparó cuatro sándwiches para que ambos comieran algo en la habitación.

Las horas pasaban, Jack fumaba un cigarrillo tras otro y Ennis no llegaba, terminó de beberse la botella de whisky y se comió dos de los sándwiches. La oscuridad comenzó a invadir la habitación y Jack decidió salir a dar una vuelta por el motel. Recorrió todo el segundo piso y bajó luego al primero, caminó hacia el restaurante de camioneros que estaba al lado y miró por la ventana con la esperanza de ver a Ennis sentado en algún lugar. De regreso al motel vio una camioneta igual a la de Ennis y una sonrisa iluminó su rostro, pero la camioneta no entró al motel sino que siguió derecho por la carretera. La sonrisa abandonó su rostro.

Al entrar a la habitación Jack notó por primera vez ese olor mustio que invadía toda la habitación. De repente comenzó a sentir rabia, abrió la última botella de whisky mientras se quitaba las botas y se tiraba sobre la cama. El televisor seguía prendido. Jack tomaba y tomaba.

Un ruido molesto martillaba en la cabeza de Jack hasta que por fin se despertó. Alguien estaba golpeando la puerta, Jack miró su reloj, eran las 2 de la mañana. Se levantó como pudo, aun estaba bastante borracho pero pudo notar los vidrios rotos en el piso, se dirigió a la puerta y abrió

- Hola Jack, mira…lo siento es que….

- Hijo de la gran puta…. Llevo un dia entero esperándote

Jack tenía el rostro desencajado y de su boca salía mas saliva que palabras. Ennis abrió un poco la boca pero inmediatamente frunció el ceño y tensionó la boca mientras comenzó a gritar

- Que crees, que siempre tengo que salir corriendo a donde me digas?

- No te estoy pidiendo migajas, si no te da la maldita gana no me hagas esperar. Sabes lo que es conducir doce horas y luego esperar un dia entero sin saber si vas a aparecer o no, si decidiste largarte para otro lado o que se yo….

- Apestas a whisky, por que no te sientas

- Que te importa….

- Mejor me largo…esto fue un error desde el principio

- Si, el error fue mio…nunca debí enviar esa postal a Riverton… era mejor no habernos vuelto a encontrar….

Ennis tomó a Jack por los hombros y le dijo

- Si hay alguien que se arrepiente de habernos vuelto a encontrar soy yo, porque esto que tengo adentro es un infierno que no me deja en paz, porque cuando estoy sin ti siento que no puedo vivir y cuando estoy contigo solo quisiera poder escaparme de mi vida y vivir otra vida…. Pero no puedo Jack, no puedo.

- Ennis, te quiero romper la cara…, lárgate

Jack tiro la puerta tan rápido que ni siquiera vio a Ennis caminar hacia las escaleras con la cara roja de la ira y agitando los brazos mientras hablaba solo.

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Vacilando volvió hacia la cama, clavándose los cristales en los pies. Al pasar junto a la ventana la abrió de un manotazo y pudo ver la vieja camioneta de Ennis con las luces encendidas, y a él inmóvil frente al volante, con la cabeza enterrada en los hombros.

A su mente acudió la imagen de Ennis entre la hierba, ceñudo y hosco el día que tenían que regresar a Signal. Sabía, lo había sabido luego en las confidencias de Ennis cuando lo tenía entre sus brazos, del sufrimiento que había padecido en aquellos instantes, del dolor que había impulsado la sequedad de su despedida, de la rabia que sólo había conseguido desahogar a golpes contra una pared en un callejón oscuro tras separar sus caminos.

Al verlo nuevamente convertido en piedra, Jack sintió que el vértigo de su borrachera desaparecía y que en su lugar sólo quedaba aquel vacío que había logrado llenar al pie de la escalera del apartamento de Riverton. Rogando porque Ennis no girara la llave, porque fallara de una vez por todas el motor de aquella vieja cafetera se lanzó en su busca, con una carrera desesperada, abriendo la puerta de un tirón y bajando a saltos la escalera. Antes de poder llegar a la calle oyó un ruido de motor y se sintió desfallecer, gritó un juramento y entonces cayó en unos brazos fuertes y temblorosos por el llanto que los agitaban. Ennis lo apretó contra sí con furia, como lo había hecho la primera noche, y ni siquiera los oidos de ambos entendieron lo que se decían entre los espasmos de las lágrimas.

Fue una noche de voracidad carnal, de fuego en las manos y en los labios, de furia en los abrazos, una sexualidad desesperada y devoradora que hubiera reducido a cualquiera a un cadáver consumido por el ardor de la pasión desbordada de aquellos dos hombres que no se tenían sino el uno al otro para calmar la sed de sus cuerpos y sus almas, y que finalmente se rindieron atados entre si para sumergirse en el sueño más sereno, ajenos a todo lo exterior, en la pureza de aquella sucia habitación de motel.

GRACIAS CHARLES RYDER POR ESE FINAL TAN HERMOSO....